
Porfirio Díaz Mori, nacido el 15 de septiembre de 1830 en Oaxaca, México, emergió de orígenes humildes para convertirse en una figura central en la historia del país. Huérfano desde temprana edad, inició estudios eclesiásticos en el Seminario Tridentino de Oaxaca, pero pronto se inclinó por el derecho en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca. Su participación en la Guerra de Reforma y la intervención francesa consolidó su reputación como líder militar. En 1876, tras el Plan de Tuxtepec, asumió la presidencia de México, dando inicio al Porfiriato, un periodo que se extendió hasta 1911.
La Paz Porfiriana y la Consolidación del Poder
Al asumir el poder, Díaz enfrentó un país fragmentado por conflictos internos y externos. Su lema «poca política y mucha administración» reflejaba su intención de priorizar la estabilidad y el progreso sobre las disputas políticas. Implementó una estrategia de centralización del poder, fortaleciendo el gobierno federal y reduciendo la autonomía de las entidades locales. Esta centralización permitió una mayor coordinación en la implementación de políticas públicas y facilitó el control sobre posibles focos de rebelión. La «paz porfiriana» se caracterizó por la estabilidad política y social, aunque a menudo se logró mediante la represión de opositores y la limitación de libertades civiles.

Logros del Porfiriato

Infraestructura: Se construyeron más de 20,000 kilómetros de vías férreas, conectando regiones aisladas y facilitando el comercio y la movilidad.
Economía: La inversión extranjera fue promovida, impulsando sectores como la minería, la agricultura y la industria. Se establecieron bancos y se reorganizaron las finanzas públicas, logrando un equilibrio presupuestario y reduciendo la deuda externa.
Comunicación: Se expandió la red telegráfica, mejorando la comunicación en todo el territorio nacional.
Educación y Cultura: Se fundaron instituciones educativas y culturales, destacando la creación de la Universidad Nacional en 1910, que posteriormente se convertiría en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El Positivismo como Base Ideológica

El gobierno de Díaz adoptó el positivismo, una corriente filosófica que enfatiza el conocimiento científico y la observación empírica como bases para el progreso. Esta filosofía, promovida por los «científicos» —un grupo de asesores de Díaz—, buscaba el orden y el desarrollo material de la nación, priorizando la estabilidad y el crecimiento económico sobre las libertades políticas.
José Yves Limantour y la Estabilidad Financiera

José Yves Limantour, secretario de Hacienda durante el Porfiriato, implementó reformas fiscales que equilibraron el presupuesto y redujeron la deuda externa. Fomentó un ambiente propicio para la inversión extranjera, modernizando sectores clave de la economía y contribuyendo a la estabilidad financiera del país.
Carmen Romero Rubio: Influencia en la Vida de Díaz
Carmen Romero Rubio, conocida como «Carmelita», se casó con Porfirio Díaz en 1881, cuando ella tenía 17 años y él 51. Hija de Manuel Romero Rubio, un influyente político, Carmen aportó una nueva dimensión al círculo social de Díaz. Educada y políglota, enseñó a Díaz inglés y lo instruyó en protocolos sociales y diplomáticos, refinando su imagen pública. Su influencia se reflejó en la apertura del régimen hacia sectores antes distantes, y en la promoción de obras de beneficencia y eventos sociales que buscaban mejorar la percepción del gobierno.

Exilio y Deseo de Regresar a México
Tras su renuncia en 1911, Díaz se exilió en Francia. Aunque expresó su deseo de regresar a México, las circunstancias políticas lo impidieron. Falleció en París el 2 de julio de 1915, lejos de su patria.
conclusión
Porfirio Díaz fue un líder que, desde orígenes humildes, ascendió al poder y transformó a México. Su gobierno, influenciado por el positivismo, dejó un legado de modernización y desarrollo económico. Aunque su régimen tuvo aspectos controvertidos, es innegable que sus políticas sentaron las bases para el México contemporáneo.